por Santiago Caruso para Arte es Ética
No recordaba qué nombre le había dado a una obra de hace diez años atrás y para agilizar la cuestión, entré al navegador web y puse mi nombre completo agregando la palabra train, porque la pintura tiene uno. Cuando di enter , vi que Google arrojaba lo que sigue: 16 imágenes hechas con IA, contra 23 originales y realmente mías.

Esto es parte del problema de la sustitución de arte y sus artistas. Un tsunami de deep fakes que tiene su origen en el dataset espurio que LAION ha capturado y cedido a su socio StabilityAI para que haga un “entrenamiento” de su modelo de difusión Stable Diffusion. Este software ha sido programado por StabilityAI para que sea capaz de generar imitaciones de miles de artistas pertenecientes al dominio público pero también miles que aún son sujetos de derechos de autoría sobre su obra. Por lo tanto, todo el material visual utilizado como dataset que no fuera consensuado y remunerado a sus autores o a las personas que figuren en las imágenes fotográficas es ilegal.
Así es como las miles y miles de imágenes generadas de modo creciente y acelerado con plataformas como Midjourney, Night Cafe, Picsart o Stable Diffusion, gracias a prompts que rezan: pintado por santiago caruso, santiago caruso styled o en el estilo de santiago caruso interfieren el acceso a mi obra real.
Al día siguiente de comunicar esto en redes sociales un colega compartía esto:

“This is why I’m against even sharing AI generated images. Google is now confusing them with the actual works of historical artists. This is wrong. Don’t share AI images. I’m sharing this only to provide the necessary visual.”
Anthony J. Schmidt
Como pueden ver, “gracias” a la proliferación acelerada de imágenes generadas por millones de usuarios de IAs generativas en todo el mundo, imágenes que plagan las redes sociales y también de las plataformas de difusión de esta tecnología, Google ya lista en el perfil biográfico, en vez de pinturas reales de Edward Hopper, una imagen generada usando IA como imagen principal del pintor norteamericano cuando lo cierto es que fue generada por Creative Fabrica.
Por encima de su obra clásica “Nighthawks ” de 1942, se impone por indexación una imagen generativa que imita los motivos y paletas de color del artista original, ya no pictóricamente, sino de modo digital, por una multiplicidad de pixels dispuestos por IAs generativas en función de patrones estadísticos.
Deberíamos tomar esto como otro de los síntomas o señales del desastre cultural en el horizonte cercano: un tsunami de deep fakes del arte y de las identidades de millones de personas que ningún historiador o investigador forense podría distinguir y separar de la marea revuelta. No hay material genético o pigmentario que denote pertenencia alguna, más bien, toda verdad se remixa como dato computacional.
Lo que sí podremos notar con esta oleada que crece es cómo los cuerpos son desplazados silenciosa o estrepitosamente de sus puestos de trabajo. Muchos deciden callar ante la imposición de automatizar parte o casi la totalidad de su tarea en agencias publicitarias o de animación para no perder hoy el trabajo. Pero lo cierto es que someterse a la automatización en trabajos en relación de dependencia es contribuir a la posibilidad de que la tarea de diez trabajadores sea reducida a dos retocadores de outputs de IA. Y esto está sucediendo aquí y en China.
El daño moral y patrimonial hacia el arte y sus artistas que se deriva del uso de modelos de algoritmos generativos progresa en una degeneración creciente de la cultura hacia su falsación parasitaria.
No demoremos la acción. Cuando nos tape el agua ya no podremos saber quién es quien.